martes, 12 de abril de 2016

LA CIUDAD DE LA NUEVA ECONOMÍA


En esta entrada vamos a reflexionar sobre "La ciudad de la nueva economía", un texto de Manuel Castells.


En el proceso de cambio histórico que vivimos, definido como “era de la información”, el artículo sitúa la importancia de las ciudades, refiriéndose a las condiciones en que se desarrolla “la nueva economía”, centrada a partir de las transformaciones tecnológica y organizativa. Tras sintetizar cuáles son estas transformaciones y caracterizarlas como una economía del conocimiento, global y organizada en red, se analiza la relación entre esta nueva economía y los distintos procesos sociales e institucionales. Al respecto, se argumenta la tesis de que las ciudades son claves tanto como productoras de los procesos de generación de riqueza como de la capacidad de corregir los efectos negativos de una economía sin ninguna referencia a valores sociales amplios no medibles en el mercado, como la conservación de la naturaleza o la identidad cultural.
El texto habla sobre la nueva economía que se está dando en todo el mundo. No como un concepto nuevo e innovador, sino como algo negativo que provoca grandes desigualdades.

En referencia a la economía del conocimiento, observamos que la productividad es lo más importante que tiene una persona y por tanto, lo máximo que puede ofrecer y con lo que más dinero puede ganar. Por lo que, las fuentes de productividad son un tema bastante importante y en el que la nueva economía debería indagar aún más, porque no es y no ha sido proporcional lo que se producía con lo se ganaba.

Si Europa no produce lo establecido, el problema no es de las personas que tienen que producirlo, sino de los propios países donde debería producirse, ya que si un trabajador no es recompensado por ello, ya no sólo económicamente, sino con seguros... va a perder el interés inicial y se irán contagiando de ese espíritu todos los que estén a su alrededor.



En cuanto a la economía global, llama la atención la frase "no sirve para nada el proteccionismo" ya que sin él muchas empresas exportadoras acabarían muriendo y la propia marca del país igual. Lo que habría que hacer sería avivarlo y darle más importancia al producto nacional, a la vez que se exporta.


También llama la atención el hecho de que Internet es una forma de organización, pero el autor lo expresa de tal forma que no está al alcance de todos, y según mi opinión, Internet sí que lo está, lo que no lo está son los medios para acceder a ellos, ya que están fabricados para un público específico, en el que  se excluye claramente a personas mayores, con poca visión, problemas de movimiento... si de verdad quieren expandirse a todos, deberían de crear aparatos adaptados a ellos.



También impacta el párrafo en que nos dice que: "(...)son empresas extremadamente competitivas sin ninguna enfocadas al interés público, al bien común, a lo que sean valores que no puedan ser capitalizados por el mercado (..) es que las ciudades son claves tanto como productoras de los procesos de generación de riqueza en el nuevo tipo e economía, como productoras de la capacidad social de corregir los efectos desintegradores y destructores de una economía de redes sin ninguna referencia a valores sociales (...)"



Todo el texto, está escrito, en mi opinión, desde un punto de vista antihumano, en el que se intenta dar el punto de vista económico, como que las personas tienen que producir más, que la capacidad de generar tiene que aumentar, que habría que conseguir un mundo más avanzado, más tecnológico...; y el otro punto de vista, en teoría, el humanitario, parece completamente falso porque intenta envolver el sentimiento de desagrado que siente hacia ciudades o países o incluso empresas de bajo rendimiento, poniendo todo el tiempo ejemplos como Sillicon Valley, Barcelona, Cisco Systems... como si fueran los modelos a seguir, con los que conseguiremos ser más ricos, etc, pero se olvida por completo de la calidad de vida, aunque la mencione, y diga que el 80% de esos trabajadores estén descontentos con su vida personal y satisfechos con la laboral, bajo mi punto de vista, esto realmente enfada al escritor, y le provoca un sentimiento de aversión hacia esas personas, las cuales, entonces, y a consecuencia, de estar ganando lo que ganan, no deberían quejarse, provocando un mundo de infelicidad.

En todo el texto, cuando aparecen rasgos "éticos", "humanizados", etc. parecen mentira y no estoy de acuerdo con que habría que ser más avanzados, porque parece, que cuánto más se avanza, en cualquier aspecto: económico, industrial, tecnológico, internacional, comercial... se olvida la historia, el origen, de dónde se proviene, provocando personas nuevas, sin esos conocimientos, sin algo donde puedan recurrir una vez se les acaben sus años de productividad; aunque sean personas con mayores conocimientos que los que había en esa época pasada de la que hablo, pero tenían mayores valores que transmitir (aunque eso, actualmente, no cuente como conocimiento, porque no se puede valorizar en riqueza)


Marx decía: "si el capital no se comercializa, se guarda como stock, si el trabajo no se vende, se destruye, no llega a existir"

"El obrero es más pobre cuanta más riqueza produce. El trabajo se convierte en una mercancía tanto más barata cuantas más mercancías produce. La desvalorización del mundo humano crece en razón de la valorización del mundo de las cosas"

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