En esta entrada vamos a reflexionar sobre "La ciudad de la nueva economía", un texto de Manuel Castells.
En el proceso de cambio
histórico que vivimos, definido como “era de la información”, el artículo sitúa
la importancia de las ciudades, refiriéndose a las condiciones en que se
desarrolla “la nueva economía”, centrada a partir de las transformaciones tecnológica
y organizativa. Tras sintetizar cuáles son estas transformaciones y caracterizarlas
como una economía del conocimiento, global y organizada en red, se analiza la
relación entre esta nueva economía y los distintos procesos sociales e institucionales.
Al respecto, se argumenta la tesis de que las ciudades son claves tanto como productoras
de los procesos de generación de riqueza como de la capacidad de corregir los efectos
negativos de una economía sin ninguna referencia a valores sociales amplios no medibles
en el mercado, como la conservación de la naturaleza o la identidad cultural.
El texto
habla sobre la nueva economía que se está dando en todo el mundo. No como un
concepto nuevo e innovador, sino como algo negativo que provoca grandes
desigualdades.
En
referencia a la economía del conocimiento, observamos que la productividad es lo
más importante que tiene una persona y por tanto, lo máximo que puede ofrecer y con lo que más dinero puede ganar. Por lo que, las fuentes de productividad son
un tema bastante importante y en el que la nueva economía debería
indagar aún más, porque no es y no ha sido proporcional lo que se producía con
lo se ganaba.
Si Europa no
produce lo establecido, el problema no es de las personas que tienen que
producirlo, sino de los propios países donde debería producirse, ya que si un
trabajador no es recompensado por ello, ya no sólo económicamente, sino con
seguros... va a perder el interés inicial y se irán contagiando de ese espíritu
todos los que estén a su alrededor.
En cuanto a
la economía global, llama la atención la frase "no
sirve para nada el proteccionismo" ya que sin él muchas empresas
exportadoras acabarían muriendo y la propia marca del país igual. Lo que habría
que hacer sería avivarlo y darle más importancia al producto nacional, a la vez
que se exporta.
También llama la atención el hecho de que Internet es una forma de organización, pero el autor lo
expresa de tal forma que no está al alcance de todos, y según mi opinión,
Internet sí que lo está, lo que no lo está son los medios para acceder a ellos,
ya que están fabricados para un público específico, en el que se excluye
claramente a personas mayores, con poca visión, problemas de movimiento... si
de verdad quieren expandirse a todos, deberían de crear aparatos adaptados a
ellos.
También
impacta el párrafo en que nos dice que: "(...)son empresas extremadamente competitivas sin
ninguna enfocadas al interés público, al bien común, a lo que sean valores que
no puedan ser capitalizados por el mercado (..) es que las ciudades son claves
tanto como productoras de los procesos de generación de riqueza en el nuevo
tipo e economía, como productoras de la capacidad social de corregir los
efectos desintegradores y destructores de una economía de redes sin ninguna
referencia a valores sociales (...)"
Todo el texto, está escrito, en mi opinión, desde un punto de vista antihumano,
en el que se intenta dar el punto de vista económico, como que las personas
tienen que producir más, que la capacidad de generar tiene que aumentar, que
habría que conseguir un mundo más avanzado, más tecnológico...; y el
otro punto de vista, en teoría, el humanitario, parece completamente falso
porque intenta envolver el sentimiento de desagrado que siente hacia ciudades o
países o incluso empresas de bajo rendimiento, poniendo todo el tiempo ejemplos
como Sillicon Valley, Barcelona, Cisco Systems... como si fueran los modelos a
seguir, con los que conseguiremos ser más ricos, etc, pero se olvida por
completo de la calidad de vida, aunque la mencione, y diga que el 80% de esos
trabajadores estén descontentos con su vida personal y satisfechos con la
laboral, bajo mi punto de vista, esto realmente enfada al escritor, y le
provoca un sentimiento de aversión hacia esas personas, las cuales, entonces, y
a consecuencia, de estar ganando lo que ganan, no deberían quejarse, provocando
un mundo de infelicidad.
En todo el
texto, cuando aparecen rasgos "éticos", "humanizados", etc. parecen mentira y no estoy de acuerdo con que habría que ser más
avanzados, porque parece, que cuánto más se avanza, en cualquier aspecto:
económico, industrial, tecnológico, internacional, comercial... se olvida la
historia, el origen, de dónde se proviene, provocando personas nuevas, sin esos
conocimientos, sin algo donde puedan recurrir una vez se les acaben sus años de
productividad; aunque sean personas con mayores conocimientos que los que había
en esa época pasada de la que hablo, pero tenían mayores valores que transmitir
(aunque eso, actualmente, no cuente como conocimiento, porque no se puede
valorizar en riqueza)
Marx decía:
"si el capital no se comercializa, se guarda como stock, si el trabajo
no se vende, se destruye, no llega a existir"
"El
obrero es más pobre cuanta más riqueza produce. El trabajo se convierte en una
mercancía tanto más barata cuantas más mercancías produce. La desvalorización
del mundo humano crece en razón de la valorización del mundo de las cosas"